martes

¿Es una elección ser feliz?



Cómo ser feliz ha sido y es una de las principales preocupaciones del ser humano, y ser feliz uno de sus máximos deseos. Filósofos de todas las épocas, por no hablar de los psicólogos del XIX hasta nuestros días se han dedicado a estudiar los mecanismos de la satisfacción física y psicológica. La palabra felicidad viene de fertilidad y de amamantar. De estar pleno. Maslow en su famosa pirámide de las necesidades, postpone la satisfacción psicológica hasta la consecución de un estado en que las necesidades materiales estén ya cubiertas. 

La felicidad es alcanzable, según ofrecen ciertas disciplinas orientales, cuando se culmina la supresión de los deseos. Nada se desea aunque nada se tenga. En nuestra sociedad occidental, la felicidad suele ir ligada a la satisfacción de los mismos. Sobre todo, a la satisfacción material de los deseos, a partir de las necesidades básicas de la existencia, se entiende. Una vez alimentado, amamantado, puedo ser feliz.

Es posible que la felicidad actual sea un concepto social, aprendido, cuya significación varíe en función de las diferentes culturas. O incluso que tenga tantas acepciones como mentes pensantes lo consideren. De hecho, la felicidad no se puede buscar directamente, sino a través de una actividad. Yo creo que la felicidad tiene un componente social, de valores, y otro personal: lo que me hace feliz a mí, es posible que no te haga feliz a tí. Y también que es un estado que va más allá de la mera voluntad del ser humano. Si todos queremos ser felices, ¿por qué hay tantas personas infelices? ¿Por que yo mismo me siento a menudo infeliz? ¿Si quiero ser feliz, por qué no lo consigo, y qué necesitaría para ser feliz en la vida?

Paulo Coelho, en la que según él mismo dice será su última entrevista concedida a un medio de comunicación, publicada en el Magazine de 4.9.2011, (España) a la pregunta del periodista:

- ¿Por qué está tan seguro de que hay gente que se empeña en ser infeliz? Contesta lo siguiente:

- Ser infeliz es una mentira y la gente se acostumbra porque es muy fácil y tiene la sensación de que siendo infeliz ya no hay nada que perder. Lo difícil es luchar por la felicidad. La tristeza es un placer morboso. Hay gente que prefiere ser infeliz para justificar sus problemas y su vida. .../...

Bueno, no estoy del todo de acuerdo con el ilustre pensador. Para comenzar, ser infeliz no es una mentira. Es una triste, gran verdad para las personas que se sienten infelices en este momento y que se sienten con derecho a serlo, o al menos con derecho a que no se les denigre por ello. Quizá tengan sus motivos para sentirse infelices, tengan sus problemas personales, económicos o sentimentales, quizá estén enfermos o incursos en un proceso psicológico depresivo, o quizá hayan sufrido una pérdida y estén sumidos en el dolor. Creo que yo no podría decirle a estas personas en estos momentos que ser infeliz es una mentira. Y no me atrevería, porque lo comprendo. Porque yo también me he sentido en muchas ocasiones sumamente infeliz, y en muchas me he sentido feliz, porque he sufrido los vaivenes con los que la vida se entretiene en ofrecerte.

Desde luego, ser infeliz será fácil, más fácil que ser feliz, pero ello no es una elección personal. Nadie elige conscientemente ser infeliz, aunque ello quizá sí funcione a sensu contrario. O al menos eso creo. Se puede trabajar conscientemente por ser feliz con las carencias que cada unto tenga, como se puede elegir ver el vaso medio lleno. Sin embargo, sí creo que es posible que la gente se acostumbre a ser infeliz, que viva permanentemente en la infelicidad, sólo favorecida por momentos puntuales de felicidad. Sobre todo por el concepto vulgar de felicidad efímera que circula por ahí: me viene a la memoria una canción de Sole Giménez, que canta a dúo con Ana Belén, en su trabajo titulado precisamente La felicidad: -"La felicidad son momentos de descuido, tres segundos conquistados al olvido. La felicidad son momentos de descuido, ese instante que saluda y ya se ha ido... ...ya se ha ido"  donde sin embargo reclama que la felicidad son las pequeñas cosas placenteras que suceden en el día a día de la vida: "la llamada inesperada de un amigo, un poema de Machado, una caricia, cuatro amigos y una copa de buen vino..."  reforzando la idea de que la felicidad es un breve destello, aquello que se siente en un instante, pero sin embargo cotidiano y sencillo; en definitiva, que no se puede ser feliz siempre, todo el rato, como si la felicidad fuera un estado de consciencia alterada imposible de asumir permanentemente, algo así como el enamoramiento; se puede vivir de forma estable en la base, no en la cresta de la ola,  pues no se puede estar enamorado siempre, y ademas, qué cansancio, ¿no? Creo que lo que sucede en realidad es que si fuéramos felices todo el rato no lo apreciaríamos lo suficiente; nos damos cuenta de que fuimos felices en ese momento cuando ya ha pasado, cuando ya hemos recobrado nuestro anodino estado habitual, cuando ya no  somos felices.

Dice Coelho que la tristeza es un placer morboso. Quizá. Le pediré que se explique mejor, me confunde esta frase; en mi mente disocio la melancolía de la sensualidad. Dicen que escuchar canciones tristes de amor produce en el oyente el estado de elevar el ánimo. Hay un proceso físico que eleva los niveles de una hormona denominada prolactina, que se desencadena con la tristeza, que tiene el efecto psicológico de consuelo, de provocar un cierto placer, digamos que nos ayuda a mitigar el dolor o al menos superar la tristeza. Esto ha sido descubierto recientemente por un investigador  de la Universidad de Ohio, David Huron, (datos divulgados por la revista Muy Interesante en agosto); si es así, el placer del cante jondo, de la copla, tiene una base científica, existe un mecanismo físico que provoca esta reacción psíquica. Pero cuidado, no a todo el mundo le pasa. Los experimentos apuntan a que  la gente por niveles bajos de prolactina empatizan con la tristeza y se sienten mal, o incluso se deprimen, con este tipo de canciones. Y que las personas con unos niveles normales, o altos, se sienten bien tras escuchar estas canciones, que les provocan una descarga de prolactina. ¿Y qué decir de la famosa serotonina, la famosa hormona de la felicidad, y tantas otras substancias biológicas que mueven nuestras conexiones neuronales? La falta de estas substancias tendría como consecuencia sumir a la persona en un estado de tristeza, o algo peor. En el fondo somos bioquímica, y no creo que la química cerebral sea fácilmente manejable por la voluntad.

También me sugiere la idea tristemente placentera de Coelho la época de los románticos y sus creaciones artísticas atormentadas, realizadas en estado de tristeza terminal, perenne estado melancólico que era buscado por sus fructíferos rendimientos, sobre todo literarios. Vale. Pero en la vida normal, no creo que haya gente que elija ser infeliz, ni que le produzca el más mínimo placer. Ni siquiera para justificar sus problemas, porque la vida está hecha también de problemas, y las personas queremos ser felices a pesar de los problemas, mejor dicho a través de los problemas, porque la felicidad viene con su superación, porque éstos, se resuelven mejor con una actitud contenta que no deprimida. Recuerdo lo que me decía una maestra de psicomagia que tuve una vez: si quieres ser feliz, actúa como si fueras feliz. Sonríe como si fueras feliz. Fuérzate a sonreír. Mira al frente o hacia lo alto. Ni se te ocurra bajar la mirada sobre tí misma. Así sientes el poder de la razón sobre los sentimientos, -es decir, se activa la zona prefrontral del cerebro-, y así engañas de momento la física del cuerpo. De momento. Si quieres ser feliz, haz como si lo fueras. Me sobrepongo y ya. ¿Serán duraderos los efectos de esta voluntad de ser feliz?

ALz.


Fotografía de Paulo Coelho, tomada de su perfil.


1 comentario:

  1. Hummm una vez leí "La gente es bastante consciente de la tristeza que hay en la lujuria, pero no lo es tanto de la lujuria que hay en la tristeza". No estoy de acuerdo con la primera parte de la premisa, pero sí con la segunda. Cierto tipo de tristeza es la recreación de un abandono lujurioso del pensamiento. La tristeza romántica (strictu sensu)es un canto a la lujuria. Es la llamada del deseo.

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