viernes

Vamos a hablar claro



Esto es para lo que es. El propósito de estos posts es compartir con vosotros el fruto de mi creatividad. Fotos, pinturas y textos. A veces buenos, a veces no tanto. Exhibo lo que me gusta. Pinto lo que me sale del alma. Escribo lo que me apetece. Y me gusta saber que compartes mi gusto. Al fin y al cabo, no escribo sólo para mí y mis pinturas también son para la contemplación ajena.

Si pensáis que encontraréis en estos blogs parte de mi trabajo, ya os digo que no. Algunas opiniones, cierto; compartir lo que se piensa implica la emisión de juicios de valor, arriesgándose a que no se comprendan o compartan. No es lugar para pleitos. Los temas que llevo son materia reservada para mí, para el juzgado y para los interesados. No es este el lugar de poner ciertas cosas. Ni yo lo desearía ni vosotros lo resistiríais.

Si creéis que pondré aquí a qué dedico el tiempo libre, vais aviados. Ni mis fiestas, ni mis cócteles puesta de sol, ni discusiones con amigas, ni mis bailoteos dj ni mis paseos luz de luna ni mis deportes ni mis sudores ni mis amores. ¿Fotos personales? Vade retro. Nada de eso va aquí.

Si alguien espera que cuente aquí mis problemas va apañado. Por supuesto que tengo, ¡como todo el mundo! Por supuesto que he sufrido, como todos, ¡unos más que otros! Pero no es lugar para esto, no voy a explayarme ante una multitud de personas desconocidas, ignotas, remotas, contando mis éxitos o mis fracasos, como si ustedes no tuvieran bastante con los suyos. Es cuestión de respeto.

Vamos a hablar claro. Aquí, y en las redes, no nos engañemos, se ponen las cosas que uno quiere enseñar, el cara a la galería, asumámoslo, esto es como si estuviéramos en la plaza del pueblo. A lucirse, pero a lucir lo bueno, el vestido de los domingos y los zapatos de charol. Nada de sacar los trapos viejos o sucios, que se limpian tradicionalmente en casa. Nada de enseñar lo que tal vez mañana nos dará vergüenza ver. Claro que hay algunos exhibicionistas que, sin recato, muestran partes íntimas de su personalidad que a mí me parecen de uso restringido.


Cada cual hace el uso que considera oportuno de sus propios datos, para eso son de carácter personal. No comparto la divulgación indiscriminada de actividades, eventos, trajes, cotilleos, conferencias y opiniones; así no hacen falta ni redes de espías, con ver el muro o el time line de algunos es suficiente para saberlo todo, todo, todo. Por no hablar hoy de las consecuencias funestas de algunos alardes bienintencionados. Pero hay variedad de opciones entre mis conocidos y hay que aceptarlo. No he borrado a nadie todavía por más tonterías que comparta en red, no quiere decir que yo las comparta. Comparto la belleza, divulgo lo que me gusta.

Yo no te contaré mis cuitas. Ni tú, mi querido lector, eres mi confesor, ni mi psiquiatra ni mi psicólogo, en el caso de que tuviera, ni uno de mis íntimos amigos o acérrimos enemigos. O quizá sí, vete tú a saber quien andará por aquí a estas horas.... Entra para ver nuevas creaciones, entra para divertirte, entra para conocerme. ¿Cómo he dicho? ¿Es que a uno puede conocérsele a nivel creativo, a nivel intelectual? Ya lo creo que sí. Esta es la forma en que prefiero que me conozcas.

Alz.




martes

Ser una bruja


Vale. Ya estoy acostumbrada a que me digan que soy una bruja. Y qué. Uno de mis maridos, el tercero creo, me lo decía a menudo. Y ahora que recuerdo, mi ex-jefe (el segundo creo, cuyo nombre silenciaré), también. Y mis amigas, cada dos por tres. Eres una bruja, nena. Vamos a aceptarlo, no me importa en absoluto ser una bruja, como mi abuela y mi tatarabuela y quien sabe más allá, y ojalá tan buena como ellas. Y no me importa compartir lo que sé con algunas de mis mejores amigas. Todas las mujeres tenemos nuestros sistemas de trabajo relacionados con... digamos la magia blanca. Y algunas con las grises o las incluso negras. Yo siempre digo que creer crea, y cada cual utiliza las herramientas que tiene a su alcance para crear lo que quiere creer que sea. Entre otro tipo de trabajitos, hace muchos siglos que aprovechamos el solsticio de verano convirtiéndolo en un evento lúdico - festivo para atrapar duendes y hombres, echar unas risas y lanzar nuestros conjuros al aire ante los ojos de todo el mundo. Ahora hasta es moderno y eso y muy nueva era, pero yo de niña ya coqueteaba con los rituales del fuego y del solsticio sin que mi madre lo supiese. Pero es que ella nunca sabía nada, la pobre. No se quería ni enterar, como la famosa canción. Tampoco tenía demasiado éxito. Es que se aprende con los años, Aquí van algunas luminarias del reciente "evento" para ilustrar el post. No daré más pistas ni enseñaré más ingredientes, te los puedes imaginar (igual aciertas alguno). Prometo el año que viene, si mis colegas están de acuerdo, contar algo más de todo esto. Pero no os hagáis muchas ilusiones. Seguramente no querremos, cada cual tiene sus cuitas y sus cartas guardadas. No todo se comparte en esta vida.



viernes

Adios primavera



Aunque hace ya días que padezco de un calor insoportable para mi cuerpo más allá de las doce me encuentro añorando la primavera que se va, su luz, sus flores, su risa, sus verdes, su sol, el frescor de las mañanas.





Detalles de flor de almendro para despedir la primavera.


miércoles

Detalles


Lo último que he hecho trata de luces y sombras, habla desde las profundidades. Sólo que en este detalle no se vislumbran. Un poco de paciencia. Ah, me estoy enamorando de nuevo. Al otro ya lo olvidé.

lunes

Enamorarse




Ni me imaginaba que pudiera calificar así cómo me siento, lo confieso, ni que fuera capaz de hablar de esto pasando por alto el pudor que me induce a callar; pero me repondré y hablaré, haré como si estuviera aquí en soledad; si no lo pienso no lo digo, y si soy capaz de pensarlo voy y lo escribo, sin recato, sin avergonzarme, es eso y no otra cosa lo que me pasa.


Creo que me enamoro. Esto debe ser lo que me sucede; cada vez que emprendo una nueva aventura siento la atracción que acaba por convertirse en el eje, centro y finalidad de mis días. La palabra Enamorarse describe perfectamente el proceso por el cual me entrego casi obsesivamente al objeto de mi pasión, perdida toda voluntad de alejarme, de olvidarle, de dejarle.

No, no son mujeres ni hombres, son colores mis amores. Amores felices pero exigentes. Debo de volver a la obra aunque no lo quiera, aunque otros asuntos reclamen mi presencia, porque lo deseo más que a nada en el mundo y porque no puedo sustraerme a esa fuerza que me lleva a acariciar sus volúmenes añadiendo intencionadas capas de pintura, suaves como caricias, o enérgicas como bofetadas.

Mi voluntad desaparece porque vuelco mi entera atención a lo que me cautivó mientras lo iba conociendo, cuando lo iba gestando, cuando lo fuí creando, y sobre todo ahora, en permanente movimiento mientras dure el proceso que preveo largo, y que ocupa ya, recurrentemente, todo mi pensamiento. Es enamorarse en cada nuevo hallazgo.


Pintura (fragmento) y texto:
ALz



domingo

Como en mis sueños




Yo sólo miro, no tengo una historia que contar; la barca sí, pero calla, solitaria y obstinadamente abandonada a su suerte de modelo acosada por las miradas y objetivos de visitantes, artistas y turistas. Pero no hay tristeza en el abandono, en la destrucción de la obra del hombre, porque este estado incrementa su belleza.




Sin embargo, me trae recuerdos de años atrás, ciertamente dulces, siempre diferentes. Embarcación y sombrajos echados a perder en el camino que lleva a la playa. El resto, igual. El mar, la sal, la luz, como en mis sueños.

ALz.