sábado

Mía o de nadie






Estoy seguro que ha conocido a alguien y yo no puedo soportar eso. Pensar que él pueda tocar lo que yo  toco me descompone; imaginar que goza de ella, lo que yo ya no puedo gozar, es superior a mí. Ella es mía o no es de nadie. 


Se quiso ir. Sentí esta ocasión que iba en serio aunque antes lo intentó—por enésima vez, boba como es ella, educada y sin molestar—, pero hoy sé que tengo que retenerla al precio que sea. Lo tengo decidido, has oído bien. Al que sea. A cualquier precio, por muy caro que me cueste.


Me dijo que quiere romper y sollocé; pero en las comisuras de su boca seria, la descubrí feliz, y entonces la odié. De las manos le imploré perdón, le juré que a partir de hoy todo sería distinto, y sus ojos escépticos y secos me devolvieron a la realidad. Tanto la engañé que no la convenzo. Tuve que amenazarle y le hice sólo un poco de daño, pero no le marqué. Eso bastará para romperle las alas. Siempre me funcionó para que vaya triste y esté sujeta. Hoy la mala puta no tiene bastante. Insiste, insiste en que todo se ha acabado, pero sin llorar. Debe de haberse acostumbrado. 


Así que voy a probar con algo mejor. No se va porque lo digo yo y por mis huevos que no se atreverá a marchar. Está bien vivir con ella: es cómodo, es práctico; era hasta guapa. No diré que la quiera, ni que me sepa dar placer, pero eso es lo de menos ya. Necesidades básicas cubiertas, piso, familia, ser el macho alfa y dominarla. Qué más quiero. No quiero prescindir de eso. Me da igual que ella no quiera o que no me quiera. Hace tiempo que lo sé. Ya me va bien y solo no estaría mejor. Iré in crescendo y la dominaré:


No me dejes, estoy enamorado, no te vayas. (Sollozaré, lloraré, fingiré lo que haga falta.) 

Mi vida sin tí no tiene sentido, sin tí no soy nada. (No cuela, no; pero hay que ir calentando.) 

Si tú te vas yo nunca reharé mi vida. (Y si eso le diera igual a ella... hay que ponerse a lo peor, a lo peor...) 

Tú eres toda mi vida, te lo he dado todo, lo he hecho todo por tí... Sin tí no vale la pena vivir. (Ahí parece que le escuece, ahí. Sí, sí, pongo cara de desesperado.) Insisto:

Me colgaré de un árbol. Me colgaré por tí. (Y ella abre los ojos, está horrorizada, no da crédito a lo que oye y yo sé que he tocado La Tecla.) 

Y siempre lo llevarás en tu conciencia. Yo... me suicidaré, lo juro. (Parece desesperada. Ahí también le duele.. acerté. Es mía)


La pareja es como la Administración de Empresas. Hay que ver las cosas desde otra perspectiva, darle la vuelta a la tortilla. Ella ahora tiene un problema, no yo. Se lo ha creído y vive secuestrada en su propia casa. Será responsable de lo que yo haga y cargará con las culpas toda la vida. Nunca creí que cediera tan pronto al chantaje. Pero las tías son así, tontas del culo. 


Ahora depende de mí. Y yo es posible que esté dispuesto, o no, a colgarme; pero eso no es importante. Además, antes de matarme me la llevo por delante. Lo he conseguido y lo demás no me importa nada. Hay que ir de ganador, salirse con la tuya; lo de menos son los medios si consigues tu propósito: yo también supe una vez lo que es verse obligado a bajar la cabeza.


Y al día siguiente y durante unos días y en señal de agradecimiento le demostraré que puedo ser amable si me lo propongo, que hago todo por ella, que estoy por ella y que nunca encontrará a nadie más dedicado a su persona. Aunque en el fondo ella me importe una mierda. Y no soy cruel, qué va; siempre he sido así y ya no puedo cambiar. Ella no me conoce. No sabe de lo que soy capaz.


ALz.










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miércoles

Amores que matan






Mi querida amiga, te mando esta carta porque tengo miedo, mucho miedo. Quiero contarte las cosas de la forma más objetiva posible, por mí, y por tí, que no te creas que me estoy inventando cosas; bueno, tú ya me conoces y sabes que soy absolutamente sincera. Si peco de algo, es de serlo demasiado. Ayer ya me viste, estaba pletórica de energía, salí a pasear, fuí al gimnasio; hice fotos y las compartí con mis mejores amigos. Cuando quedamos para tomar un té, nos contamos nuestras cosas y nos reímos, quedamos para cenar, creo que no te costará afirmar a la policía que me viste feliz. Si me pasa algo, cuéntalo.


Sin embargo, todo cambió cuando volvía a casa a la noche. Fuí sometida a un trato vejatorio de nuevo por el borracho habitual. Te ahorraré los detalles. Sufrí gritos, insultos, acusaciones de adulterio, amenazas y unas manos rabiosas que se acercaron por dos veces, peligrosamente, a mi cuello. -Si me quitas la casa yo te te te... Me hubiera podido matar si hubiera querido. Y sé que esta vez estuvo a punto. Sentí dolor, pero no sólo físico. Éste me duró apenas unas horas. Pero el dolor emocional no ha cesado desde entonces. Mi dolor; y el de mi niño, sumado al mío.


Pero hay algo que me preocupa mucho más aunque creas que es difícil o imposible demostrar. Desde esta mañana me siento desfallecer en una melancolía gris niebla, y hoy el lobo resacoso se ha vestido la piel de cordero y ya no brama ni siquiera bala. Ha venido a besarme la mejilla, dormida. Yo debería estar contenta de estar al fin en paz; sin embargo, hoy no soy yo: la tortura también deja resaca, y no sólo lágrimas en mis ojos. Me he despertado muy temprano con unas náuseas horribles.  Esto no me había pasado nunca, ni siquiera cuando estaba embarazada. ¡Si es imposible tener náuseas con el estómago vacío! Pues sí, eso creía yo, al final he echado hasta la inexistente primera papilla. Menudo día he pasado, qué malita, qué dolores, qué mareos, qué sudores. 


He vomitado cada vez que me he llevado un bocado a la boca, excepto una. Y no debe ser casualidad, que la única vez que me ha sentado bien la comida hubiera comido sola y que cuando vomitaba él hubiera comido conmigo. Pero no de la misma comida, ni del mismo plato, ni del mismo vaso. Esto es lo que tiene haberse casado con un cocinero y con un cobarde. Amiga mía, estoy segura que me está envenenando. Sabrás que nos hicimos testamento recíproco. Y ahora mismo me cuadra todo.


Ayer exultante y hoy me encuentro hundida en la miseria física. Como cada vez que le digo que le quiero dejar. Erupciones y venas rojas en el rostro, veo borroso, me duele tragar, me duele la cabeza, la barriga, me duele todo, llevo todo el día dormitando, tengo fiebre, temblores... No es un castigo a mi osadía. Estoy segura que me ha echado algo en la comida, en el plato, o en el vino. Amiga, por favor. Lee bien lo que antecede y estáte atenta. Si me pasa algo, no dejes que me entierren sin llevar mis restos a analizar al instituto toxicológico, que busquen rastros de todo, de todo. Por favor, por favor... Tú me conoces y sabes que lo que te digo es verdad.

ALz.








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sábado

Encadenado




Se acabó todo, y este corazón derretido quedó encadenado. 



Sin llave, arrojada al vacío. 



Sin escapatoria; sin remedio, 

me quedé preso del carmín rojo de tus labios todos, 

tan bellos. 


Desechado, tan sólo me resta el puente


y tu recuerdo.



Alz.









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martes

Te elijo a tí




Nos enamoramos una vez, dos veces, tres veces, a veces más, a veces nunca más. Recuerda conmigo cuán bien te sentías sencillamente por estar al lado de tu enamorada. Por cogerle de la mano, por perderte en sus ojos, por besarle los labios. Las noches de fascinación eran eternas a su lado. 

Recuerdo cuando nos besamos en el coche. Se puso verde y rojo y verde y rojo. Y es que perdimos la noción del tiempo y hasta que nos pitaron, no nos dimos cuenta. Me lo contó un amigo de mi madre, que iba en un coche más atrás y lo vio todo. Tuvo paciencia aquél día y luego defendió nuestro amor ante la familia... ¡le convencimos! ¿Y aquella tarde solos en tu habitación? Recuerdas qué corte cuando picaron la puerta y nos pillaron... ¡ay, qué tiempos! Yo no me olvido...

Cuéntame tus experiencias gloriosas. Sobre todo recuerda, recuerda siempre, qué fantástico hacer el amor enamorado. Perderse sin prisas en el cuerpo del otro. Abandonarse en sus brazos, en su boca, en su lengua. Amar y elevarse juntos y explotar en una lluvia de placer. Cuánto llovió desde entonces...

¿Que pasó amor? El tiempo y los desgastes de la convivencia hicieron que aquellas sensaciones se fueran diluyendo; en otros, los disgustos hicieron su mella y acabamos dejándolo a malas o a buenas... 
Aquéllos enamoramientos de juventud para muchos nunca más volvieron. Y qué miedo tuvimos de caer de nuevo.

Pero es que ya somos viejos y no tenemos nada que perder y menos el tiempo, y yo creo que podemos jugar por un día a recuperar lo mejor de todo aquéllo para volver a sentirlo de nuevo. Esta vez quiero jugar, volver a sentirme un día como la persona enamorada que una vez fuí, y no me refiero a parar el tráfico. Te propongo un juego para jugar el catorce efe, el de los enamorados, al que será placentero jugar si te apuntas.

Esto se juega a dos, y esto corre de tu cuenta, lo primero que tienes que hacer es elegir la persona que quiera jugar contigo. Date prisa que queda poco tiempo. Para tí que me lees puede ser tu pareja, tu amigo, tu amiga, un conocido, un desconocido... se trata de quedar con alguien que quiera jugar y que sea o que haga de tu pareja este día.

Tú te inventas los detalles. Durante 24 horas te comportarás con esa persona como si estuvieras enamorado de verdad, aunque ya sabemos que no lo estás. Ahí reside la gracia del juego de rol. Estamos interpretando un papel y nos lo vamos a pasar bien. Relájate y goza.

En el caso de que esa persona sea tu pareja habitual, harás lo propio, aunque estés hasta los mismísimos de él/ella y dejarás malos rollos para otro día. Si no está contigo, llámale. Si estás enfadado, perdónale. Romperás mañana, pero hoy, disfruta. 

No hay demasiadas reglas en este juego. Para los PNLs se trata de modelar un comportamiento que conocemos. Para los demás, se trata de imitar cómo éramos cuando estábamos enamorados. Algunas pistas para los despistados. El enamoramiento es proximidad física, es mirarse, es roce, es piel. Es acomodarse a los deseos y necesidades del otro. Es escuchar sin juzgar. Es dejar ser como se es. Es hablar sin levantar la voz. Potenciemos estas cosas y olvidémonos del día a día.

Vas a estar pendiente de la persona de la que hayas decidido "enamorarte". Le darás un beso con los buenos días, le dirás un cumplido sincero, lo guapo/a que está hoy o lo bien que le sienta lo que lleva, le acariciarás por cualquier motivo y a la mínima oportunidad, estimularás su líbido con insinuaciones picantes, le mirarás y estarás pendiente de sus palabras cuando te habla y finalmente no dejarás pasar este día sin hacerle el amor.

Mi hipótesis es que dos personas, comportándose como si ambos estuvieran profundamente enamorados el uno del otro, —aunque ya no lo estén o aunque nunca lo hubieran estado en realidad— son capaces de sentir o de revivir sensaciones semejantes a estar enamorado y desde luego sumamente placenteras. Éste es el resultado y por conseguirlo aunque sean unas horas yo creo que vale la pena intentarlo. Vamos a jugar por un día. ¿Nos enamoramos por San Van?

ALz.






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sábado

Ser de piedra




Algunos afortunados podemos vivir sin sexo y disfrutar de la vida. Si a tí la falta de sexo te parece algo imposible, es cosa tuya, porque esto no supone ningún problema para mí. Me siento estupendamente sin la necesidad de acostarme contigo. No hay pamplinas ni deberes que valgan cuando no se siente nada.  No siento deseo carnal. Esto es un hecho. Me dan arcadas sólo de pensar en que se me ponga encima una persona sudada, pesada y empalmada. Si fueras un adonis, pues quizá no vomitaría pero vaya, que me trae al fresco.


No nací así, es una decisión más reciente. Alguna vez lo he hecho. Quiero decir, que alguna vez he tenido relaciones sexuales con alguien. Fue en mi juventud, casi en mi adolescencia y nunca me gustaron. La primera vez, él no pudo penetrarme. Si yo tenía poca idea, él, ni zorra ídem. El capullo de mi novio ni encontró el lugar ni la humedad apropiados para tan profundo cometido.


Me quedé traumatizada con mi primera relación sexual: esto no entra, y además duele. ¡Jolín! Si esto era el sexo que todos los chicos buscaban de mí, pues menuda mierda era aquéllo. Empecé a rechazar pretendientes, mientras más gorda la exhibían, mayor rechazo sentía yo. En aquél momento intuí problemas. 


La segunda o la tercera vez —me dijeron que a lo primero duele pero después gusta así que volví a recaer—, él desesperado de intentarlo y yo cansada de quedarme peor que antes, me decidí a buscar un amante más experimentado, y puestos a elegir, un tipo apuesto que me pusiera como era debido. Me ligué al más guaperas del insti, mejor dicho, me lo llevé directamente al catre. Sí, el chaval funcionó y me desvirgó, pero aquello fue un visto y no visto, aquél tío era precoz en todo y no solamente en afeitarse... Me quedé traumatizada de nuevo. ¿Y ese milisegundo era todo? Nunca volví a envidiar a la novia del guaperas.


Luego tuve algún rollete esporádico, como aquellas noches después de tomarme unas copas en la disco, pero nada destacable. Ellos eran los que tenían ganas de sexo y me colocaban con toda clase de porquerías y me daba corte no corresponder después del gasto y las risas y me dejaba hacer; el qué, pues no lo sé. Sólo sé que la ración de mimitos y tiritas me la tenía que dar después a mí misma en la intimidad de mi cuarto. El sexo era egoísmo y yo de eso estaba harta.


Un día me enamoré y follamos un poco, diré que muy poco a nada desde que nos fuimos a vivir juntos. Él tenía un artilugio en el armario del baño y se enjabonaba el miembro con eso. Yo a veces se lo hervía para que no pillara algo y nos apañábamos. Si él mojaba por ahí, ni lo sé ni me consta pero sí me importaba, por decencia. Le dije que el día que me enterase que fuera con otra, no le ponía las maletas en la puerta, sino que se las llevaba directamente a la casa de la otra, para ahorrarle el trabajo. Lo cumplí y desde entonces vivo sola.


Y me he vuelto muy zen, vivo en el aquí ahora, haciendo, diciendo y sintiéndome lo que me viene a la real gana. Hace ya mucho tiempo que dejé la bebida, que dejé el tabaco, que dejé de comer la mitad de los alimentos comestibles que hay en el mercado, y hace ya muucho tiempo que dejé definitivamente de practicar sexo.


¿Y qué? Quien me quiera que me compre, yo soy así de bicho raro. He descubierto que a mí lo que me va es la meditación trascendental y que me basto y me sobro  para ser feliz en la vida. Lo que pasa es que he trascendido esas pulsiones orgánicas osgásmicas con las sensaciones de mi mente, mi cuerpo y del aire de mis pulmones. No hay nadie que me quiera más en el universo ni que me comprenda más profundamente.


Y no te imaginas qué a gusto poder estar a mi bola, sin rulos, tacones ni maquillaje, sintiéndome auténticamente yo con ojeras, lagañas y greñas mañaneras, liberada de la necesidad real o ficticia de acicalarme para la seducción en cuanto salgo de la cama o bajo a la calle... con mi ropa ancha y cómoda de lana, algodón y seda y al margen de modas y rebajas... No sé si comprendes, éso no se puede hacer  con el placer consciente con que yo lo hago porque sé que a nadie quiero atraer y a veces precisamente para no hacerlo, ¡pero qué gusto!


No eres el primero, claro, que me ha buscado con la pretensión de follar. Vienen y se van. No comprenden que funcionen mis hormonas, mi clítoris, mi vagina y mi cerebro y que no quiera tener sexo. Se creen que no me gustan y que les rechazo y luego se enfadan y a veces me insultan y luego pasan de mí. Hubo uno que pensó que me reservaba para el matrimonio, y entonces yo le seguí el rollo. Quedan antiguos todavía.


Una de mis formas de disfrute es tejer a dúo apasionadas conversaciones de elevado contenido intelectual y sensual con una persona interesante, sin importarme lo más mínimo su género, su inclinación sexual o sus características fisiológicas. Soy todo cerebro, y en interacción con el tuyo podríamos llegar a un orgasmo mental. Pero luego te lo acabas en solitario si te apetece. Ni se te ocurra llamarme lo que estás pensando.


Algún día o nunca comprenderás que para mí es placentero sentarme, acallarme, escuchar música, leer un libro,  mirar las olas desde la playa, tener una charla plagada de silencios, dar un paseo juntos sin andar pegados, hacernos una compañía que se parece mucho a la soledad: Estar solos acompañados. Y disfruto más de eso porque sé que no hay más entre nosotros que lo que podemos compartir el día de hoy. Hoy es todo lo que hay, y hay lo que ves.


ALz.





martes

I like, I dislike!





Me gusta:



Habría que escribir un ensayo sobre los megusta de FB, analizando nuestra relación con cada "amigo".


En primer lugar, tus amigos, aquellos que te gustan y a los que gustan. Otras veces no, y no ponen nada. Son con los que mantienes una relación sincera.

También están los que le dan megusta a todo lo que cuelgas, aunque sea un artículo de diez fóleos, ellos le dan a megusta en el segundo 1: es decir, sin leerlo. Cada vez que abres tienes 25 notificaciones del mismo, porque le dan megusta a todo.

Luego los que sólo marcan megusta cuando les gusta de verdad, muy pocas veces. A esos los valoras mucho, y comentas orgulloso "mira, este le ha dado a megusta. Es que estaba sembrado cuando escribí este post".

Hay otro perfil, el del otro macho/hembra alfa que secretamente rivaliza contigo, o directamente te odia, pero no puede evitar seguirte/espiarte: lee todo -FB te avisa- pero aunque le guste a rabiar lo que has escrito, jamás le daría a megusta. Antes se dejaría devorar por un cocodrilo.

También hay un ejemplar que te sigue, copia tus enlaces o incluso algún post, pero no le da a compartir, evita que tu nombre aparezca, y cuando usa tus palabras, las cambia para que no se note.

Y luego los artesanales. Aquellos que jamás escriben naa en tu muro, ni le dan a megusta, pero cuando te ven te resumen tu vida, te dicen que les gustó tal artículo y aquella foto cachonda.

Todo un nuevo mundo de relaciones humanas. Cada vez más absurdo.



Nacho Ruiz.


I like. Y ahora, el 











No me gusta:




Yo lo quiero decir cuando me apetece. A mí me gustaría que existiera el botón del "No me gusta" ó "Esto es horrible" ó en englishnolis "I dislike" ó " I hate" ó "I can´t stand" ó "I can´t put up with" ó en román paladino: el botón de "Qué asco de foto" ó "¿Es que pintas con el culo?" ó "Vete a la mierda ya" ó "¿Y a mí lo que has comido/bebido/bailado/xxx que xxx me importa?" ó el botón de "Que te den" por poner unos ejemplos certeros de lo que quiero decir.



Pretenden hacernos creer que la forma de decir "no me gusta" en la red social en cuestión que consiste en no hacer nada, equivale a la indiferencia, invisibilidad o al "paso de tí" y desde luego no clicar en el "me gusta" de la entrada. Oiga, pues yo creo que no; por a, porque muchas cosas no las veo al no conectarme cada día ni ganas; por b y sobre todo, porque hay un montón de cosas últimamente que no me gustan de verdad y no me importa el decirlo...  o sea, pulso el botón de mi "I hate" mental, y eso sí que existe... (el real no, todavía)


Aunque el problema sería ¿cómo se da al "no me gusta" sin que se ofenda la peña por ello? Ya lo he pensado, concluyendo que seguramente no se puede... yo creo que no lo han puesto precisamente por eso. Nadie que yo conozca recibe con agrado una crítica negativa o desagradable. Todavía recuerdo el revuelo mediático a raíz de una crítica desafortunada pero inofensiva vertida sobre el volante de un vestido que parecía la cabecilla de una cortina... Para más inri el cirio dicen que lo montó quien dijo la frase... yo creo que fue porque se la tomaron prestada... Nadie reconoce faltas, la humildad es algo desconocido en este terruño. ¿El facebook en vez de una red social se convertiría en una red antisocial? Quizá. Igual ya pululan por aquí más seres asociales que de los otros, no sé.


Mejor fingir que no sé nada, que no he visto nada, que no me consta... que está de moda y resulta más cómodo. Y así, aunque no te guste, si no lo quieres confesar, cuando te encuentras al sujeto y te pregunta si viste aquélla frase o aquélla foto que colgó, siempre le puedes decir que no... lo has visto, para no decirle que eran un asco. Hipocresía en formato red social. No declarar en contra de sí mismo... hará que no pierdas aquélla "amistad" que tanto te interesa... 


Sólo que a mí no me sirve, yo no elijo a mis amigos por intereses. A mí me gustaría al menos de vez en cuando poder decir que eso "no me gusta" de algo de mis amigos. Y de hecho lo hago. Será por eso que hago tan pocas migas...


Por ejemplo uno, para cuando mis amigos, conocidos y familiares suben fotos de la última fiesta en que estuvimos, no recuerdo ni cuándo las tomaron, ellos están tan monos y yo salgo con cara lela o un ojo pipa... I dislike!


Por ejemplo dos cuando en ese evento me etiquetan con el rímel corrido, un puro entre los labios o con la tercera copa en la mano... I dislike!


Por ejemplo tres, cuando mi ex novio publica una foto con su última conquista... I hate!


—Por ejemplo cuatro, cuando cuelgan la enésima foto del bebé o de sus vacaciones en un resort en las antípodas.  Grrrrrrrgggg


Entonces... ¿Qué tipo de "amigo" sería yo si en vez de darle al "like" le doy al "dislike"? Pues no creo que me podáis englobar en ninguno de los up supra descritos, porque el tipo sincero rápido se queda sin amigos...


¡Y a mí que me da igual!


ALz.







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