domingo

Querida amiga:



Hace tiempo q no nos vemos, ni hablamos, ni nada, tu y yo, tanto q nos habíamos reído, tanto q nos queríamos, aunque yo ya sabia que lo nuestro duraría hasta que tu vulva encontrara reemplazo a tus dedos, esto es, una verga; perdona mi claridad como yo disculpo tu crueldad, entonces me relegarías a donde se supone que están las amigas hasta q se las necesita de nuevo: al mas triste olvido del que no saldré hasta que tu, dolida por el trato injusto q tu machacante te da, te apetezca contarme las perrerías q te ha hecho y como se aprovecha de ti y como sin embargo echas de menos los tres polvos q te pegaba cada día y lo burra que te ponías cuando te tocaba las tetas; querida mía, si incluso cuando estabas sola como un perro, bueno, con tu perro, y yo iba a consolarte y emborracharme contigo robándole horas al sueño, mientras me aburrías contándome como fue tu penúltima humillación, si incluso entonces q yo creía q me necesitabas y me sentía cercana a tí y te adoraba y te admiraba y hubiera hecho por tí lo que a tus caprichos conviniese o conviniere, te hubiera pintado la luna, te hubiera chupado los dedos de los pies, lo q se te ocurriese, si incluso entonces, cuando soñabas en voz alta con tener hijos de un peludo grillao que acababas de conocer, me dejabas tirada por una cita romántica que recién concertaste con él y a la que él a su vez te dejaba tirada a tí, mi amor, compuesta y sin novio, por una visita al dentista de cualquiera de su media docena de hijos... Y me llamabas luego, lloriqueando, y yo volvía a cambiar mis planes y acudía a ti renegando de mi imbecilidad. Querida mia, aunque lo nuestro no pudo ser ni podrá ya ser jamás me temo, me gustaría decirte que sigo enamorada de tus pecas y de tu sucia boca de risa embaucadora, pero no te  lo diré porque, si sin decirtelo, has hecho conmigo lo q te ha dado tu puta gana, no quiero ni imaginar si supieras de mis labios lo q te quiero y te adoré; y q sufro en silencio más q tu ausencia celos por el macho q te posee metiéndote su verga entre las nalgas, y te veo, te puedo ver, escucho en mi mente tu risa loca, sus embates y tus gemidos... Y yo a dos velas esta noche, para no perder la costumbre. Querida exmía, te puedo llamar así, no te parece, ya q nunca fuiste mía, aunque siempre te tuve en mi corazón, quiero decirte q te he perdonado completamente tus pequeñas maldades para conmigo, y que me he decidido a probar esa medicina que tan bien funciona contigo, a ver si me cura mi enfermedad, digo mi homosexualidad, y que la primera vez mientras me desvirgan pensaré en tí. Y cuando me abandonen sudando llorosa y sangrando, tras tres orgasmos seguidos de mi amante y uno mío te llamaré para contarte como el cabrón ese que voy a conocer un día de estos se corrió en mi boca mientras su amigo me empalaba con tal fuerza q casi me la tragué y acabé vomitándole encima, pobre, y quizá entonces recobraré tu atención, esa q yo me figuraba amor y era en realidad micrófono.




"Carta rosa" 
ALz.
To AB

1 comentario:

  1. Luego si quereis me lavo la lengua y recobro mi tono habitual para comentar a mis amigos del norte en pleno romance Merkel Sarkozy abducidos por la arrebatadora fuerza y pasión de Das Kapital nuestro Señor. Pero os vais a dormir, advierto.

    ResponderEliminar