martes

El placer que se sirve frío.




Me encantan las bolas de dos en dos. Adoro hacer fotos, las hago a cientos; ayer añadí sesenta y cinco. Fotos caseras, como la del dulce servido en el plato que veis aquí. La verdad es que al repostero se le fue la mano o le tembló el pulso con el polvo de chocolate y las nueces, así que resulta una presentación un tanto desordenada, un tanto sucia, que sin embargo no podía empañar lo delicioso del contenido y el placer de dar buena cuenta de este postre a medias una bola por cada dos tetas. Benditas amigas, el pecado compartido es más sabrosón. No sé por qué, los pecadillos siempre se cometen entre dos.

Pero lo que quiero explicar aquí es cosa de procedimiento, es cosa de pensamiento más que del estómago, es el cómo lo hago. No el plato frío, ni la foto, es el post nuestro de cada día. Voy a mezclar conceptos para explicarme. Bienvenidos a la cocina de la escritura.  Pues verás: (Como me lío)

Opción una. Elijo una de mis fotos para ilustrar una idea previa que tengo en mi mente. Entonces desarrollo lo que tengo en mente. Lo escribo. Subo la foto al blog. Todo según el plan previsto. Es como cuando vas a la despensa en buscar de los ingredientes que necesitas para confeccionar el plato que has decidido hacer, y lo tienes todo.

Opción dos. Elijo la foto por razones que sólo conoce el inconsciente, sin una idea predeterminada, las miro y digo ¡ésta, ea! y la imagen desencadena mis ideas. Digamos que es mi fuente de inspiración. Esto lo hago cuando no tengo ni p... idea de qué disertar. Normalmente sale tan bien, que no te das ni cuenta de esto que digo. Es como cuando abres la nevera a ver qué se te ocurre hoy para comer y pillas esto y esto otro y te lo montas en un santiamén. ¡Esto no se hace! Pero... ¡ah! Si lo haces bien, tampoco se nota que eres un improvisador de m...

Opción tres. Abro un libro cualquiera por una página al azar. Leo un par de líneas o más y ya está. Surgen las ideas asociadas en este sustrato como brotan las semillas de soja al contacto con un poco de agua. Concatenación de ideas, procedimiento puramente neuronal, fisiológico, no tiene nada de mágico, aunque por sus resultados lo parece. Esto lo hago a menudo, especialmente cuando tengo ganas de que se me ocurra algo y no hay manera. Aquí no tengo símil con el postre. Para decidir qué c... hago de comer, no se me ocurriría abrir una novela, me iría directa al súper o al mercado (o al supermercado) Por cierto, con hambre compras más y mejor aunque más caro.

Opción para cuando fallan las opciones anteriores. Sientes algo en tu cuerpo. Albergas un sentimiento. Esta vez sucede todo a la vez, te provoca una sensación, te asalta una idea que se retroalimenta con una imagen.  No me sirven ni la opción una ni la dos ni la tres. Demostración palpable de la existencia de más opciones que las sugeridas intelectualmente mediante un análisis lógico racional. La parte derecha del cerebro. Placer al exigir lo que corresponde. Intuitivamente, he buscado un plato que se sirve frío. Qué mejor que el helado para ilustrar esto. Placer frío. Y mejor si es con dos bolas. Con chocolate fundido.... Uhm. Placer adulto.

¡Ah!!! pero no iba a hablar de erotismo. Ni de qué tendrá que ver la cocina con la expresión escrita de las ideas. ¿Alguien conoce el placer que se sirve frío? No tiene nada que ve con el helado, en todo caso con el estado congelado del corazón. La vendetta. Ése es el real placer que se sirve frío. Estoy inventando un plato con ese nombre. Busco chef que lo ponga en la carta.

ALz.


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