sábado

Hablar cuando se quiere





¡No me ayudes, por favor!  Es todo lo que ella me hubiera debido decir, y no hubiera sido necesario dar más razones. Pero no lo hizo, y nada presagiaba el desenlace. No hay tarea más estéril que intentar ayudar a quien no puede o no quiere aceptar tu cariño.

Me subí al avión con una maleta llena de ropa cómoda de trabajo y unos billetes de vuelta; iba a cuidar a mi querida enferma y atender su hogar; por unos días sería sus brazos y sus manos para todo lo necesario y pronto la traería a mi propia casa para reposar y recuperarse a la orilla del mar.

Pero ella, de nuevo, no habló. No osó decir a los suyos los planes que habíamos convenido para su convalecencia, y mi sorpresa fue encontrarme con un total desconocimiento y rechazo de mi ayuda, y hasta de mi presencia, por parte de esas personas. A las pocas horas de llegar tuve que marchar.

Teníamos asuntos antiguos que aclarar en el momento propicio. Hablar cuando se quiere es sencillo,  excepto cuando desde la cuna nos han enseñado a callar y no amar, imponiendo la distancia y el silencio, perpetuando los sentimientos heridos entre los nuestros. Triste e inútil aprendizaje.

No hemos vuelto a hablar desde entonces. Hablemos. Sobran los perdones cuando faltan las palabras.




ALz.



5 comentarios:

  1. Importante, pues, no reproducir los mismos esquemas; mostrar otra forma de comunicarse, de relacionarse.

    Intentar hablar, siempre.

    A veces, el dolor impide pedir ayuda.Quizás sea mejor un abrazo, un beso, algo que afloje los nudos de dolor que amordazan el habla.

    No sé, son ideas sueltas. Tú sabrás cuáles ya has usado y cuáles no funcionan en tu caso.

    Besos.

    Por cierto, ¡suerte mañana, muchos votos!!

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    1. Gracias Uol, pero quizá mi suerte haya sido no conseguir las quince mil firmas, igual que aquel acercamiento que no pude conseguir.

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    2. Pues seguramente es una suerte, Assum. Ya sabes mi opinión al respecto.
      Abrazos!

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    3. Sí lo es. Me siento muy afortunada y muy agradecida porque miles de personas me apoyaron en aquella ocasión y porque cientos de personas han leído ya esta entrada.

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  2. Un abrazo nos acerca profundamente al otro, es un acto de amor. Cuando dejas hablar al otro y expresarse, inevitablemente empatizas, Yo creo que en cierta medida esto también es un acto de amor. Cuando te explicas tú, aquélla persona te puede comprender.
    Es inevitable no compartir la postura del otro, pensar diferente; negarse a hablar significa que no le importas a aquélla persona porque no quiere saber qué sientes, qué piensas, o qué padeces; no quiere comprenderte, no quiere empatizar contigo.
    Es simplemente gente que no quiere estar en nuestra esfera. Pues que no estén. Todos estamos donde queremos y debemos estar.
    Dos no hablan si uno no quiere; pero mi puertas están siempre abiertas a hablar con todo el mundo. Y hoy, como no me dejan hablar, pues lo publico.



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