Este post está dedicado a los pequeños placeres de la vida, ésos que nos hacen felices por unos minutos unas horas o unos días, pero todos o casi todos los días. Ésos que son los únicos de los que disponemos cotidianamente. Compartidos, saben a más y mejor. En soledad, se disfrutan con más tranquilidad.
Deciros a todos que estos pequeños ratos me llenan de honda satisfacción y de gratitud. Gracias por estos minutos y horas que compartimos con personas de nuestro entorno, de nuestra familia, con buenas amigas, con buenos amigos, que los hacen posibles, gracias por compartirlos conmigo.
Esto incluye el tomar una taza de café a media mañana, en compañía, leyendo la prensa, en un sitio agradable, tomando el sol tibio del otoño, como ilustra -muy parcialmente- esta foto tomada del desayuno de hace unos días con una buena amiga. No falta de nada, ni siquiera el detalle del corazón en la espumilla del café con leche. Aunque a veces pintan una espiral, que también me recuerda a alguien.
Cada día tenemos nuestras pequeñas alegrías. Y nuestras pequeñas tristezas, ansiedades y contrariedades, para qué negarlo, pero para qué insistir en ellas. La existencia es así y me compensa. Y al finalizar el día pesan más estos buenos momentos, que me recuerdan que la vida sigue y que sigue por buen camino. Y el día que no es así callo y no digo nada.
Y qué decir de esas pequeñas sorpresas que nos depara el día, como hoy mismo, capaces de dibujar una sonrisa duradera en mi rostro...
Voy a escribir creo que soy feliz, y es porque ahora pienso así. Y me paro en seco, meditando. ¿yo? ¿puedo decir eso de mí? qué incredulidad, la falta de costumbre, qué se yo: ¡ya me gustaría, ya! Pues no, resulta que filosofando te digo que la felicidad está hecha de una sucesión de pequeños momentos de pequeñas felicidades, que juntos, harán una felicidad más larga, más grande, más extensa, más duradera.... más sostenida por mi voluntad... ¿por qué no a mi? Si ya atesoro estos millones de maravillosos y efímeros momentos de felicidad... los voy guardando en las estanterías de mi vida: aquí, esto, allá lo otro, cerca de mí, el archivo de momentos felices, ¡rebosa! claro, muchos años ya.... ¡jaja!
ALz
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