Sólo si pudiera narrarte
la belleza de lo que ví.
La inmensidad del mar,
lo minúsculo que me sentía.
Vinieron a mí, lo sé
Mi mirada vagaba perdida
entre una ola y la siguiente
mecida por las cuerdas de tu guitarra
Siempre es tarde, sonaba,
las ondulaciones se iban sucediendo
mientras yo las miraba pensando
Salió de las profundidades
y su saludo tuvo el poder suficiente
para hacerme inmensamente feliz.
No hay fumarola más blanca
ni ola más obscura en el mar
Ni soledad más profunda
que la existencial.
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