Comenzamos un nuevo proceso. De nuevo en el camino. La música que me inspira es On the road again. Woodstock, 1969. Una delicia vintage. Cada vez que comienzo algo nuevo me asaltan unos sentimientos muy especiales. Como quien comienza una nueva regata y le falta todo para llegar a la meta, no sabe si la alcanzará. Una nueva pintura, como la que ilustra este post. Verla comenzar por apenas unas líneas de lápiz que marcan la línea del horizonte, la silueta de los cabos y entrantes de la costa, y sin embargo, ser extremadamente meticuloso con las distancias, con las proporciones, con observar una silueta que habrá de ser perfectamente reconocible, exacta como en la carta náutica. Después, verlo transformarse cada día que pasa. Teñimos de gris o teñimos de azul. Un día luce el sol, pero al día siguiente las olas y el viento te dificultan enormemente la singladura. Observar el proceso. No ha sido tan divertido como imaginamos al principio. Hubo muchas dificultades, la naturaleza se alió para darnos caña, nuestros cuerpos se dejaron vapulear, respondían según lo previsible echando la hiel por la boca. Desde tierra mirar, ver cómo se adquieren los tonos originales del momento mágico en que fotografié la naturaleza espléndida del alba un día de primavera. En el mar, la lucha de los trapos a favor de los elementos era encarnizada. Cerrar el cerebro por vacaciones un rato. Contener la respiración desde la costa. Darle largas al raciocinio. Entregarse al color. Al oleaje. Al viento. Atrás quedó la última aventura, la última incursión en lo desconocido. Cada vez es nuevo. Cada vez es diferente. El aprendizaje incorporado a mis vivencias. Ha dado comienzo otra nueva aventura. Otro nuevo paso, y avanzando millas.
Banda sonora:
PD: Enhorabuena a los vencedores. Lo celebramos juntos.
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