Es arroyo porque las aguas arrollan las piedras a su paso como la crisis empuja las gentes al paro. La corriente todo lo arrastra inexorable y va cogiendo fuerza en el camino. Hablamos del deshielo. Buscando en el inconsciente colectivo la transformación sin perder la propia naturaleza. De repente cambian las condiciones ambientales. Reinventarse, otra vez. La nieve deshaciéndose tiene parangón emocional en la ruptura de sistemas, de relaciones, de alianzas, de contratos, de confianzas, en los esquemas deshaciéndose poco a poco pero de repente ya son otra cosa, cuando se funden uno detrás de otro para dar paso a una nueva comprensión ante una situación sorprendente, inesperada. Somos agua y fluimos cuesta abajo.
Nunca aprendimos demasiado bien la lección de la resignación.
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