sábado
La luna desde mi ventana
ES DE NOCHE CERRADA. Tantas cosas suceden cuando fuera reina la más fiera obscuridad. Se cierne el misterio y el ocultamiento sobre los acontecimientos que no pasan desapercibidos a la luz del día.
La atracción empele el rumbo de sus pies, que resuenan allá a lo lejos, andando, buscando. Pasarán horas antes de que la luz vuelva a dominar sobre los caminos. Ha de ser suficiente. Es el tiempo que le es dado para que convierta en realidad sus designios.
El objetivo es radiante como el satélite que se acerca al horizonte. Se aleja conforme se acerca. Se detiene a observar. No puede substraerse a la atracción imperiosa de sus pulsiones. Se levanta de nuevo y su mente llega antes que su cuerpo. Pero la noche lo tapa todo con su manto y lo sigue, lo persigue. Protege las sombras.
Me transporta LA LUNA DESDE MI VENTANA. Sin pretenderlo, alcanzamos idéntico lugar.
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