De lo indignos que somos. De cuán concupiscentes. De lo crueles que podemos llegar a ser. Tras una venerable fachada, con total desfachatez, se miente, se daña, se mata.
Vergüenza. De la magnitud del daño infringido. De la inmensidad del dolor provocado que pudo ser evitado, pero que padecieron otros. Los otros.
Maldita raza.
Maldita raza.
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