—Estoy triste y ni mi en mi casa saben por qué.
—Tienes todo lo que querías. ¿Qué te falta?
—No es una cuestión económica.
—Uhm.... no me lo digas.... ¡te has roto una uña!
—Cuando se tercia eres tremendamente superficial —dije altiva mirando a la cámara con mi mejor perfil— es una cuestión emocional.
—Pues si he de juzgar por la foto que has puesto diría que tiene que ver con el mar o que tiene que ver con un pez.
—Pues sí y no. Tiene que ver con la primera tormenta de septiembre.
¡Y que lo digas!
ResponderEliminarY descubrir la tonalidad de la luz diferente. Ya no es la misma.
Y ese olor de la tierra, a otoño, a ansia de alfombra de hojas. La tierra clama por ellas y ellas, obedientes, se sueltan de los árboles en loco abandono de sí mismas. Es la llamada voraz de la tierra.
El otoño sólo me gusta cuando ya es invierno.
Saludos desde la próxima tristeza, ALz.