Se yergue
como el inútil vigía que es.
Porque
Sirvo a Bes, ante su falo me postro y me asombro.
Desde mil lustros atrás
Perdidas civilizaciones anduvieron sobre mí.
En la actualidad
Esta civilización igualmente perdida patea y mea aquí.
Acuden -posesos-
Al encanto imaginario de un local.
Vienen -obsesos-
Al recodo vislumbrado en la publicidad.
A amarse y bailar ante el verdeazul del mar.
A cagar en la tierra antes sin alimañas.
Venid, ¡malditos!
Pero olvidad mi panza, tomad mi verga y meneadla.
Dejadla virgen para mí. Me nutre.
¡Venid!
A acabar de perderse. A cegarse hasta morir.
Qué otorgarás
Qué impulsos telúricos impones a Ibosim.
Ante ti
Permito liberar en un día
lo que lleva atesorado una vida.
Permito sentir aquello
no autorizado antes a vivir.
Bajo tu amparo
Me patean, me admiran, me ensucian, me cobijan.
Me desgarran.
Te sirven sin saber
Ardo junto a tí. Respiro, me regenero. Me ilumino. Me muero.
Tierra de Bes.
ALz
Artista invitado, autor de la pintura: Tito Fernández.
Técnica: Óleo sobre lienzo, 150 x 45 cm aprox. Detalle central.
Pintor que transita, como tantos otros, entre lo divino y lo mundano. Tenerle aquí me honra.
Monedas de Bes acuñadas en Ebussus, siglo III a.C.