A veces me pregunto por algunas personas muy cercanas a mí con quienes he tenido algún desencuentro.
He debido aceptar que les sigo queriendo, independientemente de lo que haya sucedido, aunque yo haya recibido un daño injusto, aunque la distancia se haya impuesto durante meses o años. El ser es más profundo que la cara que muestra una persona.
No han sido conscientes de lo que han generado, o sí; y cada cual se irroga su propia única, superior e irrefutable razón e interpretación del mundo. Hay quien en unos ojos hinchados, en vez de lágrimas ve bótox.
He debido comprender que el amor va en su propia dirección, y la relación en otra; y que la vida sigue su camino. A menudo todo ello va en direcciones opuestas e incomprensibles.
—¿Tú tienes la conciencia tranquila?
—Yo sí.
—Muy bien. Pues eso no te va a ahorrar
el infierno.
el infierno.
ALz.
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