martes

Marchando una de manchado

Fig. A1.

Así comenzamos un nuevo proceso de aprendizaje. Emocional y pictórico, ya sabéis que yo siempre mezclo todo con todo haciendo un tótum revolútum integrando sentimientos y aflorando subconscientes. Vamos a mostrar paciencia con esta imagen de languidez. Es que no se puede escribir para enseñar nada a nadie, eso lo tengo asumido andando entre tantos artistas, para enseñar el alma, quizá, que con los pinceles cada cual se apaña. Entre mis amigos y lectores cuento con muchos genios y con muchas figuras. Y digo esto, porque comprobaréis que hace falta humildad sin límite y extraordinarias dosis de paciencia. Muuucha paciencia. Y no siempre tenemos ni una pizca de sobra, ni de una ni de otra. Hoy me la dejé en casa, no la llevo puesta. Sin embargo, también dejé prisas y preocupaciones fuera del estudio.

Manchando. Vamos a disfrutar del fantástico sol de primavera que entra por los ventanales del increíble estudio de mi amiga. Lo adoro. Mancha sobre mancha. Y cuando esté todo manchado, vuelta a comenzar, ya lo veréis, hay que irlo previendo porque así no habrá sorpresas luego. Nos hartaremos de trabajar y de manchar. Encendamos la luz artificial. Venga un poco de música relajante. En busca de la perfección perdida.

Eso sí voy a recomendaros, no olvidarse de la bata. Uno lo hace mucho mejor cuando lleva la bata puesta, ni punto de comparación. Sí, sí, tiene mucho que ver. Con soltarse y despreocuparse. Soltarse viene de soltura. Cuando no tienes la preocupación de poderte manchar la ropa, te sueltas más aunque no te sueles manchar, si bien siempre puede haber accidentes. Pero ¡ay! si no la llevas... ni te despreocupas ni te sueltas. Vas con cuidado, y los resultados no siempre acompañan ese empeño, ni en la pintura ni en la ropa. ¿Cuánto tiempo apuestas que dura una mancha de óleo en la ropa? Respuesta correcta: más que la ropa, sin duda. Como te equivoques una vez, ya está.... indumentaria perdida for ever, a menos que te guste salir manchado a la calle... Y este párrafo, sí, va por las presumidas de turno y no les gustará nada sentirse identificadas con lo que acabo de escribir.

¿He dicho comenzar a pintar? Pues sí; para el que crea que el proceso comienza aquí, va apañado. Llegar aquí hasta el manchado lleva horas de preparación, literalmente. Sin contar con la elección del modelo y del soporte, privilegio de quien dirige, digamos que por aclamación popular. Pues nadie estaría de acuerdo en ésto. ¿Cleopatra, a estas alturas? Ya estoy oyendo la voz de los disidentes y republicanos, ja ja. En primer lugar, resolvemos esta cuestión dejándola resuelta de antemano. Después se ha tenido que pasar por un minucioso (y laborioso, todo hay que decirlo) proceso de dibujo, por ejemplo, elegiré éste:



Fig. D1.

Y aquí no se explica nada a nadie, faltaría más. No hay secretos para el dibujo. Hay un modelo que transcribir fielmente, o sea que como ya he explicado en anteriores posts, hay que seguir el sistema a rajatabla.  No se permiten proyectores ni artilugios, y mucho menos las monsergas. Así que regla, cartabón, lápiz y goma en mano, a calcular centímetros, proporciones y encuadres. Sobra por aquí, falta por allá, como se comprobará, cada cual ha elegido dónde dejar "el trozo que sobra" a la izquierda, arriba, abajo.... Cuadriculamos suavemente y ¡a ello!

No todos manejan con soltura y precisión la mano alzada. Hay tembleques, más de la inseguridad que del síndrome neurológico. Pero hay líneas que no pueden salir torcidas, yo defiendo la regla para dibujar por ejemplo la cuadrícula de la ventana. Y otras cosas más, cuidadito. Por ejemplo: las paralelas son paralelas, el punto de fuga es el punto de fuga, las figuras simétricas no pueden perder la simetría jamás de los jamases. Para todo lo demás, a ojo y a manita. En la figura que se ha fotografiado, las líneas accesorias ya han sido borradas, todo lo minuciosamente que se ha podido, para no entorpecer el proceso posterior de ¡ahora sí!, manchado.

Hay un largo camino que se hace andando como diría el poeta cuyo nombre rimaría aquí y quedaría de coña pero no voy a decir. Nos ponemos a ello. Hay un truco que os voy a contar, porque estoy de un didáctico que rompo. Comprobado está que el lápiz se disuelve con el diluyente de los colores al óleo, y que además estropea una barbaridad los blancos y cremas, ensuciando todo lo que toca. ¿Cómo lo haremos? Pues no utilizaremos disolvente y ya está. Paciencia, la brocha con sangre entra. Asunto resuelto, sigue leyendo.



Fig. A2.

Para comenzar de verdad: Qué vemos, que la atmósfera es cálida, pues a hacer los rosas, los ocres, los naranjas. Véase la fig. A1. Y a manchar partiendo de únicamente tres colores básicos en la paleta, amarillo magenta y cyan, y así irá saliendo, con mayor o menor acierto en cada uno de los casos que iremos viendo. Ya os he dicho que se trata de aprender paciencia. No se trata de correr. Y de paso, que el proceso dure, dure y dure.  Así tardamos más y cobramos más honorarios, también. Que nadie se ofenda. Ya he hablado de paciencia desde un principio. Dilatando hasta sufrir, como malditos.

Cuando las primeras manchas hayan secado, seguiremos manchando. Qué pasa. Que un poquito sí vamos a acelerar el proceso y evitar el problema con el grafito que ya he indicado, utilizando agua del grifo. Éste va a ser el material a utilizar: los colores básicos en pintura acrílica y enormes brochas del 18 al 22, redondas y planas. Grandes sí, pero son ideales, tan suaves que servirían perfectamente para aplicarse el colorete.Ya tendremos tiempo de entrar al detalle. Cuando hemos plasmado la luz rosada, vamos a buscar los azules, los grises. Después vamos a por los oscuros. Llenando las sombras. Que quede claro que queda prohibido utilizar el blanco o el negro. Por cierto, fijados que la botella no es verde. Además, no disponemos de ese color salvo privilegios. Hay que ...


 Fig B2.


Otro ejemplo, de una gran artista del pincel y de la paciencia. Siempre manchando, indicando, en sus manos el modelo queda parecido a una acuarela. Pero hay que ir buscando los oscuros, no siempre es fácil. Es un reto encontrar el tono apropiado. Hay quien mataría por un negro, por un sombra tostada. Es divertido manchar. Aunque alguno se deja las manchas en la mesa y le recriminamos por eso. El orden y la limpieza ante todo. En el color, vamos a apañarnos con los básicos, son las reglas del juego. Hacer todo lo que cuesta provoca una gran satisfacción cuando se logra. Aunque a veces haga falta un extra de paciencia, ya lo he avisado, y hacer uso del trapo.




Fig. C2.

Otro ejemplo más. Sombras indicadas. Unos toques de color. Sólo que aquí insistiremos todo lo que haga falta en que la falta de paciencia no es un atributo de la juventud. La prisa sí. No hay que desviarse tanto del tono que buscamos. Sobra el azul aquí en C2, quizá también el naranja, como sobra el ocre en el A2. Sabemos que son errores, aunque subsanables todavía. Una y otra vez caemos en ver lo que queremos ver. Calma, tranquilidad, aquí son sinónimos de cuidado, de rigurosidad.

Por lo menos las botellas no acabaron verdes. Pero sí hubo quien acabó verde, y también rojo.... Como se comprueba, cada cual elige el orden en que quiere indicar las sombras, y su intensidad, y cada cual trabaja a su ritmo y sentimiento. Aunque algunos nos reímos más que otros. Hoy me duele aquí. Soy feliz igual. Hoy me he reído mucho y a gusto. Hoy algo me salió fatal. Da igual, soy feliz igual. Algunos nos reímos mucho más. ¿Alguien todavía duda de que emociones y sentimientos revelados y ocultos, conscientes e inconscientes, afloran fluyen y se mezclan entre la teoría y la práctica como se mezclan los colores?


Fig. D2.

El proceso cada cual lo lleva a su manera. Sin embargo, finalmente, el resultado ha de ser un cierto nivel aceptablemente elevado de indicación cromática. Mientras mejor lo hagas, más te exigiré, es la única fórmula para aprender. Sin olvidar que no hemos acabado la primera fase sino que acabamos de comenzar. Y así, machacando, iremos manchando mancha sobre mancha hasta el aburrimiento. Se acabó la clase, ya podéis marchar. ¿Habéis aprendido algo? Yo lo que he aprendido sobre todo es a tener paciencia. O tal vez a perderla elegantemente.



P.D.

Y para terminar, un anticipo del próximo post: Sólo cuando nos hayamos hartado de manchar, mejor dicho, cuando quien dirige y homogeneiza el proceso se haya hartado de que nos hayamos hartado de manchar nos dejará marchar... Sólo cuando hayamos alcanzado un nivel de acabado excesivo y perfeccionista sólo semejante al nivel de exigencia que hace un tiempo teníamos para un finalizado definitivo del trabajo.... Sólo entonces y con un caprichoso antipracticismo, daremos por finalizada la fase del manchado. Sólo entonces será permitida la utilización de los colores sólidos ocultando total y definitivamente el trabajo de estas sesiones digamos que preliminares y haciendo que para algunos les devenga inútil el esfuerzo realizado pues no se habrán adquirido las dotes pacientes en medidas adecuadas. Quién tendrá más paciencia, el docente, el alumno o el lector.




D3.

Aquí estamos de nuevo, a días acompañados de nuestras mascotas y niños, sin poderse zafar de su asistencia a clase, como corresponde a la calidad humana de la concurrencia. Como diría aquel, son encantadores y casi no molestan, angelitos. Horas y horas después de pinceladas sentimientos y algunos discursos, y alcanzada la tonalidad del modelo, punto final al manchado. Hallada la clave y liberados de esta fase al fin, comprobamos si ha servido para algo para poco o para mucho. Creo que esta vez lo hemos aprendido; hemos captado el proceso, al menos. Lo otro es cuestión de paciencia, humildad y respeto. Es una gran satisfacción, ha costado lo suyo en horas, dedicación y ruptura de esquemas. Y en algún cabreo disimulado de la digna concurrencia. Aquí todos los sentimientos son legítimos y todos tienen cabida y cauce de expresión.

A mi juicio hay quien logró -B2- una acuarela de acrílico con un nivel de acabado yo diría que rayando la perfección, vaya, yo creo que hubiera dado la pintura por finalizada así, transparente, fresca luminosa. Asistí con pena al proceso posterior en que se perdió toda transparencia y riqueza de matices con la introducción de la pintura acrílica opaca, principalmente del blanco. Hubo otro trabajo que también perdió parte de su encanto con la opacidad. El miedo que he señalado a la pérdida o inutilidad del trabajo realizado se ha producido aquí. Echado a perder. Si un sentimiento señalaría yo en este día, éste sería sin dudarlo ni un momento la tristeza. Aquí estaremos vuelta a comenzar de nuevo.

Creo que es una mala opción seguir el trabajo con pintura acrílica, pero B lo quiere así, respetaremos su decisión, pero el acabado queda más rico y transparente con óleos. Se podrá volver a la excelencia, pero a costa de mucha pinceladas y trabajo extra. Como siento tristeza de ver cómo han quedado algunas zonas, hoy no le hago la foto. Vamos a dejar un tiempo, y próximamente veremos el resultado.

De la misma manera creo que es un error realizar todo el trabajo de manchado que hemos hecho con óleos, ya que es una oportunidad de aprendizaje perdida. Las indicaciones, órdenes e intervenciones del maestro están para ser seguidas, gusten o no gusten. Primero acrílico y después óleo. Ya estoy escuchando los rebeldes y puristas. Por supuesto que se admiten opiniones en contra, pero creo que el que no quiera seguir las órdenes, pierde el tiempo y está mejor en su casa. Es un sometimiento voluntario de resultados felices.

Acabamos por hoy. En esta próxima foto E3 vemos un manchado al óleo que ya contiene blanco. Se han empleado muchas más horas en su realización y secado y no tiene nada que ver con la frescura de las acuarelas que hemos visto antes. La utilización de la pintura acrílica en este primer nivel no tiene más que ventajas. Las capas se aplican con agua, y el secado es casi instantáneo. También nos ahorramos el olor del aguarrás o disolvente que se utiliza para aguar los óleos, cosa que molesta a algunas personas.



E3.



Alcanzado este nivel,  comienza la pintura al óleo. Después de todo lo que llevamos pintado. Continuará.

Ver el resultado en el post de abril: Vamos viendo resultados...

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