martes

El cambio político y la plebe









. ..Aquí la industria es raquítica, la agricultura pobre, y los negocios pingües sólo fructifican en las alturas...


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Sabrás ahora, mujercita inexperta, que los españoles no se ufanan por crear riqueza, sino que se pasan la vida consumiendo la poca que tienen, quitándose unos a otros con trazas o ardides que no son siempre de buena ley. Cuando sobreviene un terremoto político dando de sí una situación nueva, totalmente nueva, arrancada de cuajo de las entrañas de la patria, el pueblo mísero acude en tropel, con desaforado apetito, a reclamar la nutrición a que tiene derecho. Y al  oirme decir pueblo, ¡oh, Casiana mía! no entiendas que hablo de la muchedumbre jornalera de chaqueta y alpargata, que de esos, mal o bien, viven del trabajo de sus manos. Me refiero a la clase que constituye el contingente más numeroso y desdichado de la grey española; me refiero a los míseros de levita y chistera, legión incontable que se extiende desde los bajos confines del pueblo hasta los altos linderos de la aristocracia, caterva sin fin, inquieta, menesterosa, que vive del meneo de plumas en oficinas y covachuelas, o de modestas granjerías que apenas dan para un cocido. Esta es la plaga, ésta es la carcoma del país, necesitada y pedigüeña, a la cual ¡oh ilustre compañera mía! tenemos el honor de pertenecer.

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Cánovas. B. Pérez Galdós.

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