No le culpes si en su inconsciencia un día te lanzó una flecha y se te ha clavado ahí, donde más te duele, donde te imposibilita el seguir caminando.
Te pusiste a tiro y qué más da, hay que seguir; vivir es sentir e implica también sufrir heridas. Arranca pues esa flecha de tí y arrójala muy lejos, detente; permítete curar y comprender y sigue tu senda.
Al final la muerte, pero mientras tanto, la vida.
ALz.
Fotografía: Carmelo Blazquez Jiménez.
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